La gloriosa lista 17

Siguiendo el legado de los grandes hombres y mujeres de la patria, por un centro inclusivo, democratico, nacional y popular, inteligente y al servicio de los estudiantes.


domingo, 27 de marzo de 2011

Al movimiento estudiantil secundario

En el día miércoles se debía realizar la asamblea de la Coordinadora Unificada de Estudiantes Secundarios (CUES), pactada desde hacía tres semanas atrás, para definir a qué marcha con motivo de la conmemoración del 24 de marzo, asistiría la bandera de la Coordinadora.

Con antelación, se había acordado que en la reunión estaría presente un representante por colegio llevando su correspondiente mandato de base con la definición de los estudiantes votada en los días previos.


En el transcurso de la jornada, se sucedieron diversas objeciones presentadas por personas de distintos colegios a favor de la marcha del Encuentro por Memoria, Verdad y Justicia, y de partidos políticos que no tenían ni voz ni voto en la subsiguiente votación, desoyendo lo acordado en anteriores debates.


Imposibilitando así la reunión, generaron una discusión personal entre los presentes acerca de la legitimidad de los mandatos de base llevados por los distintos representantes a favor de llevar la bandera a la marcha encabezada por Madres y Abuelas de Plaza de Mayo.


Militantes de organizaciones como UJS (Partido Obrero), No pasarán (PTS), Lobo Suelto (La Mella), OES, PCR, MAS, MST Proyecto Sur, FEL (TPR), quisieron impugnar los mandatos del colegio J. P. Esnaola, Normal 7, Media 2, El Taller, Rivadavia y Hermitte. Todos ellos con una legitimidad totalmente verificada. Por su parte, los militantes de dichas organizaciones, se retractaron fácil y reiteradamente acerca de estas denuncias, y agregaron varias veces a la lista de mandatos propia, colegios que no poseían centro de estudiantes, que no se había votado sobre el tema o que se lo había hecho pero sin representatividad, por ejemplo el Liceo 5, el Normal 4, Saavedra y el Fray Luis Beltrán.

Compañeros de colegios como el Hermitte, Media 2, el Rivadavia (y la lista sigue) quedaron indignados: por tener un centro nuevo, o no haber demostrado años anteriores ser “luchador” se habían quedado sin voz y sin voto, sin representación y hasta casi sin respeto. Ser un colegio privado también resulta una imposibilidad para los militantes de estas organizaciones: la CUES lucha por la educación pública, laica y gratuita, y los de colegios privados que quieren organizarse, luchar y hacer oír su voz (casi el 50 por ciento de los colegios de capital) se quedan afuera.


Con estas actitudes se demostró claramente la falta de voluntad política de respetar a los estudiantes secundarios de la Ciudad cuya voluntad por mayoría había sido que la bandera de la CUES asistiese a la movilización convocada por Madres, Abuelas, Hijos y otros organismos de Derechos Humanos. Prejuicios e imperfecciones en el “criterio” instaurado por algunas agrupaciones que asisten a la CUES, impidieron su participación clara y efectiva en la movilización del 24.


En la marcha convocada por los organismos históricos de Derechos Humanos, la gran columna de secundarios no fue encabezada por la bandera de la CUES puesto que no se había decidido correspondientemente y debido a que tampoco hubiese sido posible ya que la bandera estaba en la casa de una de las estudiantes de una de las organizaciones nombradas anteriormente.


Este sábado, en la reunión de la Coordinadora, se intentó obviar la discusión sobre lo ocurrido el miércoles 23, cometiendo una total falta de respeto y de coherencia ante los compañeros que legítimamente habíamos presentado los mandatos correspondientes en cuanto a la decisión de la marcha. Sentimos que nos estaban tomando el pelo: no querían discutir los acontecimientos del 23, por creer que primero había que tratar lo que nos unía como coordinadora y estudiantes. Nosotros nos preguntamos ¿Cómo sentirse incluidos y unidos cuando ésta misma coordinadora desoyó mandatos de colegios, de pibes, de estudiantes con una voluntad clara? ¿Cómo sentirse parte de una CUES que no cumple con lo pactado, que opta por mecanismos casi burocráticos de desorganización y caos? ¿Cómo no sentirse burlados si nos aceptaron sus errores en la cara pero se negaron rotundamente a reconocerlo por escrito para que llegue a cada uno de los colegios?

Por todo esto optamos por retirarnos de la reunión ya que continuar con una discusión negligente y autoritaria no hubiese sido apropiado si queríamos defender la decisión de los estudiantes secundarios.


Ya desde hace mucho tiempo la CUES no funciona como un organismo representativo y solo genera definiciones establecidas por cúpulas y camarillas de distintas agrupaciones.


Como representantes e integrantes de diferentes Centros de Estudiantes en defensa de la Escuela Pública, seguiremos luchando y organizándonos para que la CUES sea un real y efectivo espacio de representación de los estudiantes secundarios de la Capital.



Rodrigo Rios- Hermitte

Ivan Ariel Icardi – Bernardino Rivadavia

Aldana Cotens – Media 2 “Che Guevara”

Teo Huguet – Normal 7

Irene Ávila – Nacional Buenos Aires

Felipe Venancio – Nacional Buenos Aires

Tomás Lerner – Mariano Acosta

Fernando Piaggi – Otto Krause

Julieta Mazzilli – F. Arranz

Iván Horowicz – Nacional 17

Naomi Sabattini – Danzas 1

Nayla Schilaci – Danzas 2

Luca Pepe – Normal 11

Agustín Di Bona – Nicolás Avellaneda

Julia Ben Ishai – Lengüitas

León Ouchtelome – Manuel Belgrano (artístico)

Juan Mantoni – Nacional 13

Lucía Spinelli – Juan Pedro Esnaola

Nicolás Sanvitale - Julio Cortázar

jueves, 24 de marzo de 2011

Nunca más, siempre unidos

NUNCA MÁS

SIEMPRE UNIDOS

El 24 de marzo, como todos sabemos, no es una fecha más en el calendario. Representa el comienzo de un proyecto político, económico y social destinado a subyugarnos para siempre al simple papel de país atrasado y dependiente de las grandes potencias. Para ello mataron y torturaron a miles de compañeros que creían en un país diferente y no solo eso, militaban y ponían el cuerpo día a día para su construcción. Un país justo, libre y soberano, asomaba día a día en la creciente movilización popular. Un modelo nacional y popular acompañado por el pueblo, que crecía en la resistencia a las dictaduras pro imperialistas, que buscaban asegurar el dominio de las clases dominantes. Como siempre a lo largo de la historia de nuestro país, por un lado el pueblo y por el otro las grandes corporaciones, buscando mantener su poder cueste lo que cueste. Es así que las fuerzas armadas, pasaron a ser la herramienta utilizada por los grandes capitales financieros y trasnacionales en defensa de sus intereses, no solo en Argentina. El neoliberalismo avanzó en toda Latinoamérica. Es así como se aniquiló la posibilidad de crear un país distinto y nos sumergieron en una larga noche de destrucción de la industria nacional, del endeudamiento creciente, de especulación financiera, del terror, del individualismo, del “algo habrán hecho”, de la censura en todos los ámbitos, de la persecución política, del genocidio, etc., etc. Y no hay que olvidar el silencio y la complicidad de los grandes medios de comunicación que avalaron implícita o explícitamente “la guerra contra la subversión” y criticaron a los que contaban la realidad desde afuera como “la campaña anti-argentina”.

Las consecuencias para el país fueron nefastas, las estructuras productivas estaban en pleno declive y los capitales concentrados adquirieron gran poder en la planificación de la economía del país. El nivel de la deuda externa alcanzo techos históricos (gran parte del endeudamiento se generó debido al mundial del 78, que se utilizo como elemento distractivo). El terror a pensar distinto quedo instalado en nuestra sociedad y aun hoy en día, la participación política para muchos es sinónimo de subversión. La desaparición forzada, el robo de identidades, es decir, el genocidio llevado a cabo, que durante largos años se mantuvo impune.

El proceso comenzado en el 76, impuesto mediante el terror y la tortura, continuó y se profundizó en los 90. Privatizaciones, desmantelamiento del estado de sus funciones sociales y reguladoras de la economía, la implementación del libre mercado, la sistemática destrucción de la pequeña industria, la ley federal de educación, las AFJP, y la lista sigue. Esta vez, la derecha más reaccionaria, el capital financiero, no necesitó de un golpe de estado para llegar al poder. El poder político se subordino al económico, y asi fue como los poderosos ganaron y el pueblo perdió. La taza de pobreza que supero el 40 por ciento, es un claro ejemplo de la catástrofe en la que nos habían sumergido. En el 2001, estallamos. La crisis económica se hacía sentir y ya no solo la clase popular se veía afectada, sino que la clase media también lo era. La larga noche liberal llegaba a su fin y el pueblo otra vez había comenzado a tomar protagonismo. Los movimientos sociales, los piqueteros surgidos a partir del calor de la lucha de fines de los 90, ganaron las calles y dijeron BASTA. La clase política se había mostrado ineficaz frente al poder del mercado y ya nadie creía en ellos. Se trataba únicamente de poder sobrevivir el día a día.

Desde el 2003 a la fecha , sin embargo, vemos que no todo sigue igual. Que hay un gobierno que volvió a levantar las banderas nacionales y populares y que está llevando a cabo, con aciertos y errores un proyecto de país inclusivo, teniendo como base la ampliación de derechos. Derechos básicos para todos los hombres y derechos por los que las minorías lucharon por décadas. El pueblo, asi como resistió durante el neoliberalismo, vio que hubo un cambio. El pueblo vuelve a ser protagonista, ya no en la resistencia, sino como eje para la construcción de este país.

Así como en fines de los 80 y los 90, se promulgaron por Alfonsín y Menem las llamadas “leyes impunes” que eran la Ley de Obediencia Debida y de Puto Final, y los indultos de Menem, que liberaban de cargos a la Junta Militar, desde 2003, ya no se permitió que esto siga: se retomaron todos los juicios a los militares, por lo que se juzgó y encarceló a muchos, entre ellos Menéndez y Videla.

Este 24 tengamos memoria, sepamos de donde vinimos y tengamos claro a dónde queremos ir. Estemos una vez más junto al pueblo en la Plaza de Mayo. Las madres como siempre, estarán allí haciendo oir su voz de memoria y justicia, no solo por los 30 000 compañeros desaparecidos, sino por todo un país que generación tras generación vivió sin esperanza de una sociedad distinta. Ellas saben dónde es la lucha hoy en día, estemos con ellas una vez más.